Narrator: Un hombre y una mujer comparten una comida frugal. Solo hay dos platos sobre la mesa, una taza de café vacía y una azucarera llena de cucharas. Aunque se trate de gente pobre, la pareja demuestra una gran dignidad. Observa las manos de ambos, potentes y llenas de nudosidades, que evocan toda una vida de trabajo duro.
El artista, Thomas Hart Benton, conocía a esta pareja. En la pintura, ellos se vuelven símbolos de los viejos valores rurales que él defendía. Benton era parte de un grupo de artistas en la década del treinta que eligió renegar de la sofisticación del mundo urbano. El grupo acogió, en cambio, una visión nostálgica e idealizada de una vida más simple. La crítica los ubicó dentro del movimiento estadounidense conocido como regionalismo, y Benton nunca se esforzó por disimular que prefería Estados Unidos antes que Europa. Él mismo dijo: “Amo este país. Me motiva, es una constante fuente de inspiración en mi profesión. En su gente y sus modos hay valores que se intensifican en mi interior año tras año”.
Observa el pequeño cuadro en la pared, detrás de la cabeza del hombre. Es posible leer allí una parte de una frase de la Biblia: “El Señor es mi pastor”. El hombre y su esposa representan la fe, el esfuerzo, la templanza y la resistencia; cualidades necesarias, según Benton, para salvar al país en tiempos difíciles.
